domingo, 25 de marzo de 2012

Un sueño.

Ese día no fue exactamente lo que esperaba, así que decidí recostarme solamente un rato sobre mi cama. Comencé a sentir como cada uno de mis músculos se iban relajando poco a poco, y mi peso iba despareciendo al ritmo de mi respiración. Mis párpados estaban tan pesados que no hice algún intento más por levantarlos. Así fue como me deje llevar.


  Cuando abrí los ojos estaba saliendo de clases, vestía ropa cómoda. Llevaba unos jeans y una blusa cualquiera, en el brazo derecho tenía una bolsa, la cual me parecía muy pesada por lo que creo llevaba más de dos libros. Me dirigía hacia algún lugar sin rumbo fijo, crucé por una área verde en donde estaban reunidos varios jóvenes sentados al rededor de una montaña de mochilas fumando yerba, lo note porque el olor es muy característico, y la mayoría de ellos tenían los ojos entrecerrados.  Entre ellos habían varias caras conocidas que ignore por completo.
Me dispuse a observar a mi alrededor sin ninguna preocupación manteniendo el paso, cuando sin darme cuenta mi mirada se cruzo con otra. Era alguien más que me estaba observado desde hace ya un rato, me detuve no más de un segundo a mirarlo, sonreímos al mismo tiempo apenados. Él bajo la mirada, y no me dejo alguna otra alternativa que seguir caminando.


Escuche la voz de alguien exclamando mi nombre a mis espaldas. No era la primera vez que escuchaba esa voz, pero no acostumbro a voltear al primer llamado, así que mientras esperaba oír de nuevo mi nombre, analizaba a quien podría pertenecer aquella voz.
-¡Sofía!- gritaron una vez más. La voz era de Ulises, un compañero que se gastaba su tiempo en hacerme reír, en la única clase que llevábamos juntos.
Sin pensarlo, regrese caminando con una estúpida sonrisa hacia él. No lo había notado pero justamente era el lugar en el que estaba el chico con el que había cruzado la mirada sin querer. Una onda de nerviosismo recorrió mi cuerpo por completo, que seguramente borro mi sonrisa. No sabía como reaccionar ante esto y me paso por la mente que quizá hubiera sido mejor ignorar aquella voz que exclamaba mi nombre y seguir mi camino a quien sabe donde, pero ya era muy tarde estaba a unos pasos de ellos.
-¡Ay Amayrani!, ?Siempre caminas como tortuga?- dijo Ulises en un tono burlón.
-¡Callate tonto!- respondí sonriendo a la par que movía la cabeza diciendo no.-Y dime que quieres, que hace mucho sol.


 Ulises no hizo más que voltear a ver al chico que estaba a su lado, y no perdió tiempo en presentármelo, se excuso diciendo que tenia clase y nos dejo solos. Me sentí un tanto incomoda ante tal situación, pero en vez de conversar solo nos mirábamos fijamente, remplazábamos las palabras por miradas. Olvide el lugar en el que estaba, concentre toda mi atención en él, era un poco más alto que yo, su piel era tan morena como la mía, tenía el cabello rizado, llevaba puesta una gorra color marrón. Sus ojos llamaban mucho la atención, eran razgados en tono miel, cuando baje la mirada a sus labios me dieron ganas de besarlos a pesar de que los tenia resecos. Supongo que el pensaba en besarme también por que mordió su labio, frenando cualquier deseo. Conectamos las miradas una vez más, sonreímos. Me tomo por la cintura, acercando su cuerpo con el mio.  La sensación que esto produjo en mi fue igual a como si estuviera cayendo de un precipicio, pero sin tener miedo. Me sentía feliz, agusto, tranquila. No recuerdo haberme sentido así en otra ocasión, era nuevo para mi. Seguimos sin cruzar palabra, estábamos abrazados, podía escuchar claramente su corazón  y él acariciaba mi cabello como se acaricia el agua. De repente se alejo él de mi, alguien más lo llamaba, pero se alejaba muy lentamente como si verdaderamente no quisiera dejarme. Sentí su mano resbalar por mis costillas, su dedo índice marco el hueso de mi cadera. Y sin decir nada se fue.


Abrí los ojos y me encontraba acostada en mi cama, la tarde se había hecho noche. Desperté con una sonrisa perfectamente dibujada en el rostro, acompañado de una sensación de extrañeza por que lo que acababa de vivir no fue mas que una ilusión, sueño. Un sueño que se sintió tan real.